Tuesday, January 31, 2006

Primero: llevar el rollo y los negativos a "Santamaría", comprar el ragalo de Pablo, ir a depilarme a "tu estilo", almorzar si queda tiempo, despedirme de Pamela, armar el bolso y despedirme de Fer (no olvidarme de llevarle el mapa).
Después, guardar (y no sé dónde): la campera, el jean, el chaleco, las zapatillas nuevas, la remera amarilla, los regalos y las piedras.
No olvidarme del pasaje ni de los documentos.
Y recordar Ushuaia. Nos veremos tal vez en abril.

Friday, January 27, 2006

Mirá, la cosa es así: no me acuerdo ni siquiera de mi primera vez, todo olvidado entre tanto alcohol y condescendencia. Asique no me jodas con preguntas boludas sobre sexo. Si me gusta estar arriba o abajo, si practiqué la pose número 76 del Kama Sutra, si alguna vez tuve sexo oral… no seas pelotudo. Hacé lo que quieras pero no me jodas si, al final, venís a mi cama sólo con el tiempo que necesitás para tu orgasmo.

Friday, January 20, 2006

No deja de llover desde hace dos días. Los únicos en la calle son los turistas luciendo camperas dignas de integrantes de la NASA. Entran, desarman los estantes, intentan hacerse entender, yo intento entenderlos, se prueban, se sacan, se ponen, pagan y no pagan, se van con las manos vacías (de plata o de mercancía). Y queda el ruido de la mente funcionando a la par de la lluvia, la sobrepasa y se va a tres mil kilómetros de distancia. Y vuelven los besos en el cuello, de esos besos que nos dan sorpresivamente mientras nos corren el pelo, rozando la espalda. El cuello se brinda, se exalta, se entrega a tres mil kilómetros. El cuello se humedece, acelera, se moja con la lluvia a cielo abierto. Se escapa del cuerpo, se va a tres mil kilómetros, se disfraza de turista y entra a un local deportivo donde la ve, ella con sus rodetes quinceañeros. Le ofrece el cuello tierno en el fin del mundo; de fondo las gotas en el techo de chapa.

Thursday, January 12, 2006

La vieja se achica con cada patada. Dice que es personal, que el mundo está en su contra. Yo no sé si el mundo, si la vida... pero ella se va encorvando, arrugando. Siente las ausencias como la primera vez.
Sin embargo, la vieja es fuerte. Lo aguanta todo con las manos llenas de dignidad, con los ojos reventados de lágrimas contenidas.