Wednesday, May 24, 2006

Mañana, 25 de mayo, es el cumpleaños de mi sobrino, Lucas. En honor a él escribo este artículo, en el cual voy a analizar cierto libro que gustábamos leer durante las vacaciones. Su título: Alfabeto fantástico. Y acá va su contenido, que en el librito está lleno de ilustraciones acordes a lo que reza cada letra.

A: Adivino asombrado
B: Bruja bondadosa
C: Cíclope cocinero
CH: Chamán chistoso
D: Dragón dormilón
E: Esqueleto escondido
F: Fantasma festejando
G: Gárgola graciosa
H: Hada hermosa
I: Individuo invisible
J: Jorobado jovial
K: King Kong kilométrico
L: Lobizón lunático
LL: Llave llamativa
M: Monstruo marino
N: Neptuno Narigón
Ñ: Ñoño ñato
O: Ogro olvidadizo
P: Pirata pata de palo
Q: Quijote quejoso
R: Robot recolector
S: Sirena soñadora
T: Tiranosaurio travieso
U: Unicornio único
V: Vampiro volador
W: Walkira en el Walhalla
X: Xeno, Xuti y Xoru
Y: Yeti con yo-yo
Z: Zombi zonzo


Éste es, tal cual, el alfabeto que presenta el libro. Pienso, después de haberlo leído más de veinte veces, que se puede, acaso, descubrir diferentes lecturas “entre líneas”, que van desde lo religioso hasta lo sexual (el sexismo), pasando por lo xenófobo, lo paranormal y lo mitológico.
Sobre lo religioso: Encontramos una clara discriminación hacia el chamanismo; el chamán es chistoso, no un hechicero con poderes sobrenaturales para curar a enfermos, no un hombre perteneciente a un grupo religioso particular, con creencias particulares. Hay una distinción entre “lo chistoso” (el chamanismo) y lo “serio” (quién sabe qué religión será). Y nos da una pista cuando vemos a Neptuno narigón: no es una religión politeísta como la de los romanos sino monoteísta, basada en un solo dios que no es ni chistoso ni narigón. ¿Será nada más y nada menos que el cristianismo?
Sobre lo sexual: Es más que evidente, el sexismo salta a primera vista: hay sólo cuatro mujeres en todo el abecedario: la bruja, el hada, la sirena y Walkira[1]. Sus atributos tienen que ver con la hermosura, la bondad o el ensueño; representan un estereotipo de mujer muy pasado de moda (ni hablar de Walkira).
Sobre lo xenófobo: Incuestionable discriminación hacia los ñoños, los jorobados, los zombis y el tiranosaurio. El ñoño, encima de ñoño, es ñato; el zombi, zonzo; el jorobado, a raíz de su “anormalidad”, debe ser jovial (o sea, debe permitir que se rían de él) y el tiranosuario... es “travieso”, con todas las connotaciones que hoy en día tiene esa palabra.
Sobre lo paranormal: Tanto el fantasma como el individuo invisible constituyen este apartado. El hecho de que estén incluidos en el texto me hace reflexionar en torno al debate ciencia – parapsicología. Parece predominar, en este punto y en el siguiente, una tendencia hacia lo inexplicable por medio de la lógica o el razonamiento.
Sobre lo mitológico: Si tuviera que detenerme en este lugar podría tomar cada una de las letras y escribir algo particular al respecto. Pero no, también se puede hacer un resumen general, básico pero no menos esclarecedor. Los detalles corren por cuenta de ustedes.
Quien no escuchó historias acerca del lobizón, que sale en las noches de luna llena a... ¿comer gente? ¿animales? Cada uno conocerá una historia diferente. Pero éste... además de lobizón, es lunático. Mucho ojo con él. Y se repite lo mismo con el monstruo marino (Nahuelito, Nessi, y tantos otros), la bruja, el dragón, el vampiro, el ogro, el yeti, el cíclope, etc. Todos constituyen parte de leyendas que han pasado de generación en generación, historias que en muchos ocasiones la cinematografía mantuvo vigente, como es el caso de las brujas, los ogros, los piratas, las sirenas y vampiros. King Kong, de hecho, nació de la industria del cine, así como el Quijote de la literatura.
Ahora bien, ¿es necesario atormentar a los niños con estos personajes? Suficiente hemos tenido ya con “el hombre de la bolsa”, “el duende de la siesta” y demás. A esto, ahora, se suman dragones, brujas, fantasmas y vampiros. Y como si fuera poco, se viene la patota de extraterrestres: Xeno, Xuti y Xoru. Si había que cuidarse de seres terrestres ahora hay que hacerlo también de estos hombrecitos verdes. Mucho trabajo para niños “entre tres y ocho años”, como indica el libro.

Resumo: este alfabeto no me parece nada inocente y bien intencionado. Por el contrario, encuentro dificultoso el aprendizaje de las letras. ¿No era más fácil para los chicos dibujar, por ejemplo, un juguete para la letra “J” o una pelota para la “P”? Hablarles sobre vampiros, a esa edad, no me resulta alentador en ningún sentido. Ni hablar de las explicaciones pertinentes acerca de lo que es un chamán, o también sobre lo que fueron las Walkiras (conocimiento que tuve yo, con 24 años y mucha curiosidad, gracias a este libro).
Rescato, sin embargo, las horas de diversión con mi sobrino, cuando leía “ciclope cocinero” o “gargola graciosa”, ambos sin acentos; o cuando llegaba a la “W” y se le mezclaban todas las letras. Así, con su risa, justifico la existencia de este librito.
Lucas: FELIZ CUMPLE!!!!!


[1] Walkirias o Valquirias, divinidades femeninas de la mitología escandinava que servían a Odín, rey de los dioses. Su trabajo consistía en elegir a los guerreros que morirían en batalla para luego conducirlos al Walhalla o Valhala, sala de los héroes muertos que dirigía Odín, dentro del reino de los dioses. Walkiria significa “la que elige a los muertos”.

Thursday, May 11, 2006

GRAMATICA

Me dicen que el sujeto está,
salvo cuando llueve.
Hoy llueve;
¿no estoy?